jueves, 11 de febrero de 2010
YO, JAVIER
Por: Adaní Vázquez
NOMBRE: JAVIER
ANTECEDENTES: Una pulga que murió de un cáncer en el cerebro a las 24 horas de edad.
Una pulga que creció en un matriarcado. Su madre y su tía son líderes indiscutibles de la familia. Su padre es una pulga gorda y ciega que le encanta estar hablando, el problema es que nada de lo que dice se le entiende.
En vida tuvo una hermana gemela: María, una pulga de biblioteca.
PSICOLOGÍA: En vida, Javier era una pulga exigente, de esas pulgas que les gusta lo bueno. De buenos y caros gustos, culto y con noción de tener una vida exitosa, por lo menos hasta que se enfermó. Irónicamente le tenía un pavor terrible a cualquier tema de fantasmas y, por supuesto, a la muerte, quizá por que en algún punto sabía que moriría joven, muy joven.
Ahora como alma de pulga errante se pregunta muchas cosas, cosas que antes no se preguntaba “¿Por qué ahora me vengo a preguntar estas cosas?”.
Extraña mucho a su madre y, de vez en vez, le gusta soplarle en el cabello a su hermana, aparentando ser el viento.
ACTIVIDAD: Ánima de pulga errante, que flota en el perro de los Martínez.
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS: Transparente, pequeña y fría.
NIVEL SOCIOECONÓMICO: El perro es de clase media; la pulga está muerta.
YO, JAVIER
Cuando un alma que no es la tuya se apodera de tu cuerpo, se siente un hambre insaciable. Tu cuerpo está hambriento de algo que no existe, entonces te da frío. Duele la cabeza y algo en la espalda no te deja dormir. Eso dicen. A mí un día me empezó a doler la cabeza y de pronto, bloom, me dijeron que estaba enfermo y que iba a morir.
Ahora muerto, me pregunto que era lo que más me asustaba si el hecho de morir o la soledad de la muerte. Extraño, uno no se siente solo.
Creo que lo que más me aterraba era el factor tumba: oscuridad, tierra, silencio, gusanos comiéndose mi cuerpo. Al final mi madre tenía razón: la tumba es un hoyo donde el corazón no cabe. A ratos, hasta puedo escuchar mis latidos. Como una caja de música que se escucha muy quedito en la oscuridad.
El otro día pasé por el cuarto de mi hermana y moví sus papeles, ella ya no se inmuta, estoy seguro que sabe que soy yo. Me preocupa saber que se siente sola y que a ratos le da por pensar en mí y se le salen las de cocodrilo. ¿Cómo es que sigo sintiendo a mi hermana tan cerca?, ¿por qué fui pulga y no perro?
Rufles es un gran perro. Ahora sé su nombre, ahora que puedo salir del pelaje y ver más allá, ¿será que estoy en el más allá? Hay personas que cuidan de él, son como mi familia pero diferente. Son muy altas y caminan en dos patas. Comen con sus patas delanteras y sólo tienen un par de ojos, son raros.
Esto de ser fantasma de pulga es complicado. Se me antoja poseer a alguien. No lo sé. Quizás a uno de esos seres grandotes y mensos. Quizá si me pongo en su comida me coma y entonces me apodere de su cuerpo. Quizá...
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